Hoy no escribo porque es lunes y toque publicar, sino porque tengo ganas de contar algo. El pasado jueves la biblioteca municipal de Guadassuar acogió el recital poético “Palabra obrera” y en él tuve el placer de descubrir a una maravillosa sencilla gran escritora. Además, me alegró volver a coincidir con algunos amig@s conocid@s de mi vida profesional, de mi vida académica en la escuela oficial de idiomas, etc. etc., y es que a veces me pregunto si el mundo es tan pequeño o yo recorro mucho, en fin encantada de participar expectante en el evento porque las voces de la burgalesa Begoña Abad y el recitador valenciano Vicent Camps, de verdad, me sirvieron de dulce compañía.
Aunque me costó años entender aquella frase que mi padre decía “Cuando estamos cerca de la humildad, estamos más cerca de lo grande” hoy soy capaz de quitarme el sombrero y decir: Begoña, tú eres uno de esos ejemplos. Una portera poeta, una mujer que no gana dinero con la poesía para vivir sino que gana vida con la poesía. Una mujer que escribe poema a poema como manual de una vida. Una mujer cuyas palabras desvelan la realidad que es la que es porque simplemente lo que hay es lo real. Una mujer escritora, una mujer poeta que responde “sólo soy la que escribe”. Todo un lenguaje lleno de sentimientos porque la presentación de tus numerosos poemarios publicados no me dejaron indiferente, “a las alas les enseñé a volar desde mi mente que había volado siempre”.
Gracias porque eso es poesía.
Ojalá que en la profundidad de tus poemas muchos aprendan la lección y consigas tu mayor deseo: no desear. Sólo te pido que sigas dando golpes fuertes en esos versos porque reconozco que vivimos en un mundo de charlatanes que pretenden dar la vuelta a todo, ¡mejor que vuelvan a lo de dentro! Por cierto, te leo y como he visto por ahí a estas alturas, me reafirmo, Begoña no es vanidad, es sabiduría. Te felicito.